Si bien no he leído este libro de Peter Viertel, lo compraré en estos días como autoregalo de navidad algo atrasado, les presento extractos que me parecen interesantes de la critica que hizo Ernesto Ayala en la Revista de Libros de El Mercurio el año pasado.Para mi es un gusto por donde se le mire el conectarse con la bicicleta, y de paso le robo un párrafo a Ayala donde dice “… la novela fluye con naturalidad, se la juega por la pátina nostálgica en la voz del narrador, por la atmósfera de sol, mar y lluvia californiana, por un retrato de Los Angeles donde los niños podían pasear en bicicleta y la gente escuchaba radio después de cenar”. Una invitación a leerlo o si no simplemente a salir y pasear en bicicleta.
Extractos de la crítica del libro:Hacia el final de Una bicicleta en la playa, el narrador escucha cómo un amigo le contesta con una expresión francesa que en castellano diría: "Todo pasa, todo se rompe, todo se reemplaza". La frase engloba lo que sucedió en las 400 páginas anteriores -ya entraremos en esos detalles-, pero puede leerse también como un comentario sobre la propia suerte de Peter Viertel, autor de la novela. Viertel nació en Dresden, Alemania, en 1920, pero se movió con su familia a California muy joven, donde se convirtió en todo un gringo. Llegó a ser un connotado guionista en Hollywood, donde trabajó con directores como Alfred Hitchcock, John Huston o Clint Eastwood.
Aunque fue amigo de Hemingway y perteneció a la camada de escritores norteamericanos post generación perdida, Viertel nunca encontró un auténtico espacio. Con excepción de "Cazador blanco...", sus libros no han vuelto a ser reimpresos ni siquiera en Estados Unidos, donde se publicaron por primera vez. De esta forma, Una bicicleta en la playa, una cuidada y bonita traducción de una novela original de 1971, la primera que se hace en castellano, es una auténtica rareza, motivada en buena parte porque a mediados de los setenta Viertel se instaló en Marbella, España, hasta su muerte, a fines del año pasado.
Una rareza y una pena, porque Una bicicleta en la playa no está mal y deja adivinar a un escritor en dominio de su oficio, valiente y entregado. La novela, escrita en primera persona de tal forma que se siente el trabajo como material autobiográfico, cuenta la historia de Carl Woolf, un adolescente, hijo de emigrantes austríacos instalados en California, que a finales de los años treinta ve cómo el fascismo se apodera de Europa al tiempo que en la calma norteamericana se enamora de Pamela Gordon, una mujer mayor, casada, que, para su sorpresa, lo corresponde.
Es difícil adivinar el futuro de la obra de Viertel. No es la joya perdida que todo lector sueña encontrar, pero revela a un hábil, serio y evocador novelista de segunda división. Una bicicleta en la playa es una obra más satisfactoria que el 90 por ciento de las que en Chile ocupan la lista de los más vendidos. O que el ciento por ciento depende de la época del año. Pero seguramente eso no será suficiente defensa contra el tiempo, que todo lo rompe, todo lo reemplaza. Leerlo, en cualquier caso, es un bonito encuentro, que no hace sonar las campanas de la catedral, pero que deja un agradable gusto en la memoria.
UNA BICICLETA EN LA PLAYA
Tipo: Novela
Autor: Peter Viertel
Traducción: Carmen Acuña y Marcos Rodríguez
Editorial: Berenice, Córdoba – España.
Año: 2007
Paginas: 454 paginas
Referencia: $ 17.300.-
